Por. José A. Montoya
Los pecados - Los hay quiénes quienes buscan la forma a cómo de lugar de ocultar su intensa vida malvada o mediocre para que otros no la conozcan por el testimonio de aquellos que la conocen, entonces se ocultan, y si fuera el caso de que cerca merodeara el testimonio pues busca la manera de inventar una historia que concuerde con hacer ver al merodeador cómo el “Coco” el malo, el pendenciero o el mentiroso, calumniador, aquél que le hizo mal o le rompió el corazón después de que tanto lo apreciaba e incluso ¡Qué tanto lo ayudé! cuando en realidad todo es lo contrario, señores ¿Dónde se ocultan la víboras? en sitios por el cuál cuando usted camine ni se imagina que hay una víbora lista para morderle e insertarle su poderoso veneno mortal.
Tengo la completa seguridad de que la persona primera a la que me referiré ni imaginaba en su hipócrita vida que yo sería capaz de redactar un editorial o una reflexión y mucho menos convertirme en un periodista que dirigiera a la vez 6 medios de comunicaciones radio y televisión, ¡Pero mucho menos que le dedicaría un editorial? Así es la historia breve para no aburrir pero nos enseña que no debemos de confitar jamás en nadie, es lamentable claro, pero el ser humano es traicionado en un 99% por aquellos que creen que les quieren y aman, el zarpazo es mortal.
Tendría yo unos 10 años de edad por lo tanto sería el año 1967 cuando en la casa de mi abuela en Centro Habana Cuba se quedó a dormir un muchacha, de esas extrañas y muy independiente, su edad no tengo idea pero andaba sola por la Habana quizás unos 17 años, me ordenaron que la acompañara a la parada del Bus “Guagua” en la mañana y estando allí me dijo ¡Por qué tú no cambias tú forma de ser porque cómo eres simplemente eres un Cheo” esto significaba que se trataba de un don nadie, mediocre y sin personalidad alguna, note que se refería a un niño de 10 años, mi memoria es fantástica y jamás olvido señores lo que tenga importancia para mí, sin embargo esa persona posee los peores defectos que podremos experimentar de alguien, y su madre peor aún, clasificarlos sería aburrir al lector, pero el peor de todos es querer ocultarse de la verdad, esa que deambula cerca y que han querido censurar cómo si tuviera la culpa de sus defectos canallescos, simple, “Sí usted no calumnia a los demás no será desenmascarado frente a otros” pero no, son tan ignorantes que a estas alturas de la existencia creen que la verdad jamás los alcanzará, bueno, quizás no, depende, ¿Depende de qué? de que no lleguen calumnias al merodeador que lo sabe todo, por eso “Es preferible amar al merodeador que censurarlo o enfrentarlo” y recuerde esto que no falla “Si le tiene que dejar la llave de su casa a alguien mejor la deja al ladrón y no se perderá nada”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.