jueves, 2 de abril de 2020

Yo no creo en el que aparente ser buena gente cuándo la muerte le pisa los talones plus mi padre me dijo un día

Por. José A. Montoya

La verdad al punto – Esta reflexión, mi opinión, está basada de varias facetas de entendimientos en mí vida, se trata de aquello que yo veo, experimento, he conocido, no se trata de una historia o mito que corre de boca en boca, sino de una realidad que no podemos mantener a oscuras porque sería cómo ser cómplices de las mentiras, de las hipocresías y de los falsos, cómplices de esos que en artículo mortis quieren ser los mejores seres humanos tan sólo con el arrepentimiento y una prédica llena de culpas e infestada de maldades, es simple, si quiere vivir mejor y ser mejor continúe leyendo, si es usted un uno de esos miserables hipócritas  no siga leyendo.

No me convencen los hipócritas y paganos

Por qué yo no creo en todo el mundo, quizás en casi nadie, muy limitada mi confianza para con los demás, y conste, que hablo claro, porque no le temo a la muerte, ni morir sólo, sin nadie en mi velorio ni en mi entierro, en fin, el coronavirus es el mejor ejemplo de ver la cara de tu ser amado en la puerta de un hospital cuando reciben a los contagiados para jamás volverlos a ver, eso sí, quién no aprenda de eso me sigo convenciendo de que a los hipócritas y falsos simplemente no podemos olvidarlos ni tampoco entrar en sentimentalismo frente a aquellos que nos quisieron devorar, hoy día el enemigo común es la pandemia, plus el viejo enemigo, pero no trate de convencerme de que usted con sus prédicas de buena gente y paganas me podrá convencer. Ejemplo, en estos momentos mientras redacto en las noticias veo a un degenerado arroyar a un niño y dejarlo tirado y escapar ¿Cuántos degenerados existen así? ¿Cuál de los que les vi la cara el último día que salí de mi casa es un degenerado? 

El día que mi padre me dijo “No seas payaso que tú no me vas a confundir”

Un día escapé de la casa en la Habana en Cuba, tenía 14 años de edad y me fui a la ciudad de Holguín, ya cuándo me capturaron era tan agresivo que hicieron un acuerdo conmigo con la intervención de la madre de un amigo, que ella me pondría en la guagua que me llevaría a la Habana, así fue, yo no sabía cómo mi padre me recibiría, estuve un día dando vueltas en la Habana, llegué a la terminal de trenes dónde estaban vendiendo unos libros sobre Cuba, cómo mi padre lo más que deseaba era que yo fuera estudioso que no lo era, ya con 14 años todavía era completamente analfabeto, sólo sabía leer y escribir con muy mala ortografía, la peor que existe, con un dinero que traía compré un libro sobre la historia de Cuba desde la lucha de independencia, me dije, “quizás  me crea que estoy arrepentido y que estudiaré y me la deje pasar” 

Ya frente a mí padre.

Yo llegué a la casa antes que mi padre, mi madre no me dijo nada, yo me senté en el pasillo del edificio leyendo el libro, en realidad sí lo estaba leyendo, lo fui encontrando cada vez más interesante, sería difícil que dejara de leerlo. Llegó mi padre, se paró delante de mí mirándome, yo comencé a hablar filosofando y expresándome de una forma que le hiciera creer que yo sabía lo que hacía, incluso utilicé frases de Fidel Castro que yo sabía agradarían a mí padre, estuvo durante unos 35 minutos escuchándome, al final se me terminó el repertorio, y mi padre me dijo “No seas payaso que tú a mí no me vas ha confundir” desde ese día entendí de que una prédica asiendo creer que yo era buena gente y que tenía que entenderme y perdonarme. 

Señores, la prédica de todo aquél que siempre está cometiendo un error o de un individuo que anda en malos pasos siempre es falsa, en mí caso frente a mí padre mí prédica era solamente por temor a un desenlace funesto, entonces aprendí que “Cuándo la culpa o la muerte le pisa los talones al pecador siempre tratará de parecer para ver si se salva cómo el buena gente” buena gente es aquél que jamás habla de los demás por detrás y aquellos que siempre están dispuestos a extender la mano aunque para todos parezca un ogro, “tenga más cuidado del que parece buena gente que de aquél que le diga las cosas al pan pan y al vino vino, porque el que actúe con la verdad frente a los demás no tendrá nada que decir a sus espaldas.  

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