miércoles, 4 de marzo de 2020

Yo sólo respeto al que me respeta y el que me odie critique y censure es mi enemigo

José A. Montoya
Por. José A. Montoya

Sociedad – Le pregunto algo ¿Yo soy Jesús Cristo? No, no soy Jesús Cristo, aunque soy semejante señores, veamos, a Jesús Cristo lo seguían los creyentes, a mí me siguen los creyentes, a Cristo lo odiaban sus enemigos, a mí me odian mis enemigos, a Cristo lo aman, a mí me aman, a Jesús Cristo sus enemigos lo traicionaron y lo sacrificaron, a mí me  han traicionado pero hasta la fecha somos diferentes, no han podido sacrificarme sacándome del juego, significa que hasta la fecha tenemos una diferencia en la encarnación, no han podido conmigo. Otra pregunta ¿Tengo que jugar el papel de Jesús Cristo cuando él ponía la otra mejilla? No señores, Dios dijo que estamos hechos a su semejanza, también es cierto, Dios en sus mandamientos habla de castigos y su furia, también de que a cada cuál le da lo que se merece.

No sea hipócrita si piensa diferente lector, es simple, otra pregunta ¿Cuál es la razón por la existencia de tantas tragedias en la humanidad? Esos pueblos dónde existen las peores condiciones de vida, hambre, miseria, desolación, abandonados, dictadores, criminales, asesinos, pueblos desplazados por el crimen, la política, las ideologías criminales y asesinas, niños desnutridos mueren por millones en los países más olvidados, religiones criminales que ajustician sin piedad, cometen lesa humanidad y violan todos los derechos del ser humano, las mujeres son esclavas y los homosexuales ahorcados, mafias, prostitución, tráfico humano, tráfico de órganos humanos asesinando a las personas, carteles de asesinos, drogas, corrupción, niños esclavos, niños esclavos sexuales, ¿Por qué Dios permite todo eso? ¿Es castigo y se lo merecen los pueblos? No señores, se trata de la estupidez que abunda en la humanidad, el estúpido e idiotas es el que precisamente apoya y respalda al que se vuelve enemigo del bien, de lo correcto, del orden social y enemigo del respeto a la humanidad, pero no se confunda, que el estúpido y el idiota es el envidioso, al que podemos encontrar constantemente, hasta leyendo esta reflexión. 

He visto a personas que me han acusado de todo, me han criticado, calumniado, censurado, denunciado sin delito, perseguido ideológicamente, políticamente, discriminado por mi fe, insultado, de cuantas formas me han querido perjudicar, incontables, ahora les pregunto ¿Yo soy Jesús Cristo para perdonar a mis ofensores? No, no soy Jesús Cristo, soy José Montoya, y jamás renunciaré a mi venganza, sea en vida o en la eternidad, soy paciente y con un don extraño sobrenatural que utilizó en mis venganzas, y logro ver a mis enemigos destruidos, enfermos, en la inmundicia, perdiéndolo todo, y en fin, todo lo que me desearon o quisieron lograr en mi contra y la de mí familia es la que espero ver en cada uno de esos que me desearon el mal y lo buscaron en mí contra, si creo en mi religión es porque me ha demostrado que sí tengo poderes sobrenaturales que le han pasado la cuenta y se las pasará a todo aquél que me haya hecho mal o pretenda hacerlo, es mí derecho, defensa personal.

Yo soy José Montoya, yo no soy Jesús Cristo y no perdono ni soporto a los criminales, atorrantes, estúpidos, engreídos, abusadores, chivas, traidores, malintencionados, conspiradores, hipócritas, ni mucho menos al que se manifiesta contra mis derechos, mi religión, mi fe, en nombre de su idiotez o se envidia crónica, soy cómo Dios, misericordioso con el ignorante e indefenso e implacable enemigo de mis enemigos.

Cuándo nos preguntamos ¿Por qué Dios permite eso? Tiene una sola respuesta, porque Dios lo único que no pudo hacer perfecto es la mente, la que salva y destruye a la humanidad. 

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